miércoles, 2 de mayo de 2012

El arte de la filosofía


  
"Todo lo sabemos entre todos" Pedro Salinas

¿Quién podría decir que la poesía de Bécquer no habla de amor?, ¿o que el Guernica no expresa la verdad del sufrimiento de la guerra? Una poesía, una canción o una pintura expresan muchas veces una verdad inefable, algo grandioso que ha logrado captar y quiere mostrar a la sociedad. En el arte, la belleza o capacidad de emocionar  del artista no se logra por azar. El arte, como expresa el pintor del cuadro “Blanco sobre blanco”, es el resultado del trabajo de toda una vida. El artista busca inspiración y su labor no concluye con el hallazgo de esa idea sino que debe expresarlo, compartirlo, comunicarlo.
            En este sentido podría considerarse la filosofía como un arte. El arte de hallar la verdad en las cuestiones más profundas del hombre y compartirla. La mayor parte del conocimiento que posee cada uno no lo ha alcanzado personalmente a través de la experiencia o reflexión. Nadie duda que exista Rusia aunque no lo haya visitado, ni se plantea dudar de los avances científicos sin ser experto en el campo. Nuestro conocimiento es acumulativo, la cultura nos aporta una riqueza en el saber que cada individuo por sí solo no alcanzaría aunque invirtiera en ello toda su vida. Por esto me parecen muy acertadas las palabras que Pedro Salinas pone en boca de un español “Todo lo sabemos entre todos”. Confiamos en los demás en la mayoría de nuestro saber y con la ayuda de otros alcanzamos nuevos enfoques o simplemente profundizamos en nuestra postura rebatiéndola. No en vano Platón mostraba sus enseñanzas en un ámbito conversacional encarnándose en la figura de su maestro.
  La conversación o discusión nos enriquece permitiéndonos ampliar nuestro conocimiento. Pero solo tiene sentido si se fundamenta en la aspiración a la Verdad, es requisito indispensable aproximarnos a ella, ante la pluralidad de posturas, tratemos de buscar la más acertada. Todos hemos pasado por la experiencia de intentar negociar con quien no quiere hacerlo, con  quien no está dispuesto a escuchar. Para aproximarnos a la verdad debemos estar dispuestos a aceptar que estábamos equivocados, parcial o totalmente y así hacernos con la idea más exacta posible.“En el contraste con la experiencia y el diálogo racional los seres humanos somos capaces de reconocer la superioridad de un parecer sobre otro y progresar”[1]. Se avanza en la comprensión de la Verdad conversando, no solo con las personas de nuestra época, sino con el pasado que ha dejado su huella en libros y obras. El pluralismo no implica la igual valoración de todas las posturas o culturas (hay maneras mejores y peores) sino el respeto a todas ellas: todas son una aproximación a la verdad, una manifestación de lo bello, lo verdadero, lo bueno. Pero esto no implica que haya muchas verdades, la verdad es una e íntegra y a ella aspiramos todos los seres racionales. Un pluralismo cooperativista supone la colaboración en la captación de la verdad para lograr una postura más completa a través de la integración de distintos puntos de vista, tradiciones o pensamientos.
            La Verdad es posible pero la aproximación a ella no es sistemática o academicista sino conversacional y social, ahí es donde el hombre se encuentra a sí mismo, porque en el diálogo con los demás se sorprende presente en la mente, en las palabras del otro, y comprende el camino que debe seguir, la búsqueda incesante de la Verdad. La Verdad no se agota en un sistema, no podemos tratar de apresarla porque supera cualquier limite. En la discusión aunque no logramos la verdadera comprensión del todo, caminamos hacia una mayor comprensión. En la filosofía, a diferencia de en el comportamiento ético o cultura, siempre podemos caminar en la senda del progreso, ya que aunque en una determinada sociedad primen unos valores siempre podemos entrar en discusión con los pensadores del pasado y con todo ese bagaje continuar la labor. Con esto no quiero defender que siempre avancemos hacia una época mejor porque de hecho no es así sino que siempre, en cualquier época es posible una comprensión más abarcante de la verdad gracias al testimonio. La Verdad es perfección y la conversación nos permite un perfeccionamiento progresivo de nuestro pensamiento y expresión por tanto permite una captación progresiva y gradual de la Verdad.
            Por último me gustaría resaltar que la filosofía solo puede alcanzar peso en el desarrollo de la sociedad si se enmarca de nuevo como en otras épocas de la historia dotando de hondura a la vida cotidiana. El pensamiento debe surgir de la propia reflexión humana acerca de la vida y sus limites, de la muerte o del destino del hombre; temas que están latentes en toda persona y todo tiempo y que hacen que la filosofía no sea estéril encerrándose por decirlo de algún modo en la “Academia”, la filosofía debe ser un arte de todos y para todos. La filosofía, junto con el arte, la literatura, la poesía o cualquier tipo de búsqueda y expresión de la Verdad debe aspirar a comprender la realidad, abarcarla con aspiración de verdad. Por ello se ha dado relevancia en la ultima década a la integración de la filosofía en el marco de la humanidades apostando por un rigor lógico y relevancia humana que permitan desarrollar una disciplina cercana, útil y al mismo tiempo exacta en su conocimiento.
La filosofía es el resultado de una gran reflexión previa pero solo en la comunicación o discusión podremos alcanzar la verdad de un modo más profundo. Por ello es importante la expresión del pensamiento, no solo para dejar la huella, sino para crecer nosotros mismos. Encerrados en nosotros mismos no lograremos captar lo esencial del hombre ni del mundo porque un sabio aislado no es sabio porque la sabiduría reside en la cultura, que es en definitiva el conocimiento acumulado de generaciones; lo más alto del hombre no se desarrolla sin los otros.


[1] “Pragmatismo y relativismo” Jaime Nubiola

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