"Todo lo sabemos entre todos" Pedro Salinas
¿Quién podría decir que la
poesía de Bécquer no habla de amor?, ¿o que el Guernica no expresa la verdad del sufrimiento de la guerra? Una
poesía, una canción o una pintura expresan muchas veces una verdad inefable,
algo grandioso que ha logrado captar y quiere mostrar a la sociedad. En el
arte, la belleza o capacidad de emocionar del artista no se logra por azar. El arte,
como expresa el pintor del cuadro “Blanco sobre blanco”, es el resultado del
trabajo de toda una vida. El artista busca inspiración y su labor no concluye
con el hallazgo de esa idea sino que debe expresarlo, compartirlo, comunicarlo.
En este sentido podría considerarse
la filosofía como un arte. El arte de hallar la verdad en las cuestiones más
profundas del hombre y compartirla. La mayor parte del conocimiento que posee
cada uno no lo ha alcanzado personalmente a través de la experiencia o
reflexión. Nadie duda que exista Rusia aunque no lo haya visitado, ni se
plantea dudar de los avances científicos sin ser experto en el campo. Nuestro
conocimiento es acumulativo, la cultura nos aporta una riqueza en el saber que
cada individuo por sí solo no alcanzaría aunque invirtiera en ello toda su
vida. Por esto me parecen muy acertadas las palabras que Pedro Salinas pone en
boca de un español “Todo lo sabemos entre todos”. Confiamos en los demás en la
mayoría de nuestro saber y con la ayuda de otros alcanzamos nuevos enfoques o
simplemente profundizamos en nuestra postura rebatiéndola. No en vano Platón
mostraba sus enseñanzas en un ámbito conversacional encarnándose en la figura
de su maestro.
La conversación o discusión nos
enriquece permitiéndonos ampliar nuestro conocimiento. Pero solo tiene sentido
si se fundamenta en la aspiración a la Verdad, es requisito indispensable
aproximarnos a ella, ante la pluralidad de posturas, tratemos de buscar la más
acertada. Todos hemos pasado por la experiencia de intentar negociar con quien
no quiere hacerlo, con quien no está
dispuesto a escuchar. Para aproximarnos a la verdad debemos estar dispuestos a
aceptar que estábamos equivocados, parcial o totalmente y así hacernos con la
idea más exacta posible.“En el contraste con
la experiencia y el diálogo racional los seres humanos somos capaces de
reconocer la superioridad de un parecer sobre otro y progresar”[1].
Se avanza en la comprensión de la Verdad conversando, no solo con las personas
de nuestra época, sino con el pasado que ha dejado su huella en libros y obras.
El pluralismo no implica la igual valoración de todas las posturas o culturas
(hay maneras mejores y peores) sino el respeto a todas ellas: todas son una
aproximación a la verdad, una manifestación de lo bello, lo verdadero, lo
bueno. Pero esto no implica que haya muchas verdades, la verdad es una e íntegra
y a ella aspiramos todos los seres racionales. Un pluralismo cooperativista
supone la colaboración en la captación de la verdad para lograr una postura más
completa a través de la integración de distintos puntos de vista, tradiciones o
pensamientos.
La Verdad es posible pero la
aproximación a ella no es sistemática o academicista sino conversacional y
social, ahí es donde el hombre se encuentra a sí mismo, porque en el diálogo
con los demás se sorprende presente en la mente, en las palabras del otro, y
comprende el camino que debe seguir, la búsqueda incesante de la Verdad. La
Verdad no se agota en un sistema, no podemos tratar de apresarla porque supera
cualquier limite. En la discusión aunque no logramos la verdadera comprensión
del todo, caminamos hacia una mayor comprensión. En la filosofía, a diferencia
de en el comportamiento ético o cultura, siempre podemos caminar en la senda
del progreso, ya que aunque en una determinada sociedad primen unos valores
siempre podemos entrar en discusión con los pensadores del pasado y con todo
ese bagaje continuar la labor. Con esto no quiero defender que siempre
avancemos hacia una época mejor porque de hecho no es así sino que siempre, en
cualquier época es posible una comprensión más abarcante de la verdad gracias
al testimonio. La Verdad es perfección y la conversación nos permite un
perfeccionamiento progresivo de nuestro pensamiento y expresión por tanto
permite una captación progresiva y gradual de la Verdad.
Por último me gustaría resaltar que
la filosofía solo puede alcanzar peso en el desarrollo de la sociedad si se
enmarca de nuevo como en otras épocas de la historia dotando de hondura a la
vida cotidiana. El pensamiento debe surgir de la propia reflexión humana acerca
de la vida y sus limites, de la muerte o del destino del hombre; temas que
están latentes en toda persona y todo tiempo y que hacen que la filosofía no
sea estéril encerrándose por decirlo de algún modo en la “Academia”, la
filosofía debe ser un arte de todos y para todos. La filosofía, junto con el
arte, la literatura, la poesía o cualquier tipo de búsqueda y expresión
de la Verdad debe aspirar a comprender la realidad, abarcarla con aspiración de
verdad. Por ello se ha dado relevancia en la ultima década a la integración de
la filosofía en el marco de la humanidades apostando por un rigor lógico y relevancia humana que permitan desarrollar
una disciplina cercana, útil y al mismo tiempo exacta en su conocimiento.
La filosofía es el resultado de una gran reflexión previa
pero solo en la comunicación o discusión podremos alcanzar la verdad de un modo
más profundo. Por ello es importante la expresión del pensamiento, no solo para
dejar la huella, sino para crecer nosotros mismos. Encerrados en nosotros
mismos no lograremos captar lo esencial del hombre ni del mundo porque un sabio
aislado no es sabio porque la sabiduría reside en la cultura, que es en
definitiva el conocimiento acumulado de generaciones; lo más alto del hombre no
se desarrolla sin los otros.
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