Pido disculpas por comenzar mi
ensayo así. No quiero conseguir su afecto sino captar benevolencia. Hacerles
comprender mis limitaciones, no simplemente mostrárselas sino hacer que me
comprendan y disculpen por tan miserable comienzo.
El fin de esta sentencia es cambiar
su actitud, no solo transmitir mis limitaciones, sino que al “pedir disculpas”
realizo una acción. Con esas dos palabras y solo con su pronunciación realizo
algo inviable por ningún otro medio: solicito su comprensión.
Pocas palabras tienen tanto poder.
Permiten evitar guerras, reconciliar amigos, lograr el perdón de desconocidos,
etc. Su poder y alcance es inabarcable. A veces es la única muestra de una
actitud interna de arrepentimiento que solicita el perdón del otro. E incluso
en ocasiones esas palabras ni siquiera van acompañadas por ningún sentimiento.
Cuando tropiezas con alguien por la calle y pides disculpas no es necesario que
tengas un sentimiento de culpa para que esa oración cobre sentido, su sentido
reside en sí mismas que muestran la actitud de haber tropezado sin querer pero
en ningún caso dolor en el corazón por el tropiezo cometido. Tienen una fuerza
en sí que “pide perdón”, solo dos palabras permiten que haya paz por las calles
donde la gente se tropieza a menudo.
Este hecho nos muestra que existen
oraciones performativas que no solo transmiten una información sino que
realizan una acción a través de sí mismas. Son las que más peso tienen en
nuestra vida cotidiana y por tanto lo que quiero mostrar en este ensayo es la
necesidad de una correcta interpretación como requisito para que cobre sentido
una oración como esta. Las oraciones constatativas que simplemente transmiten un
contenido verdadero o falso, un conocimiento de la realidad no suponen un
cambio radical en nuestra vida que se desarrolla en sociedad y por tanto nada
ocurre habitualmente si esas palabras no son interpretadas, simplemente caen al
vacío. Sin embargo, las oraciones performativas son un tipo de oraciones que en
si mismas no solo enuncian una verdad, sino que ellas mismas la configuran,
“hacen” la verdad, configuran la realidad modificándola a través de una acción.
Por ello es difícil determinar el valor veritativo de estas oraciones ya que no
depende de la realidad a la que haga referencia, ellas mismas crean o
configuran la realidad, cambian, actúan sobre ella creando un nuevo estado de
las cosas. “Hacen”, suponen un cambio, modifican; no solo comprenden o enuncian
la realidad transmitiendo un mensaje. Las oraciones performativas son símbolos
de una acción (simbolizan una acción interna como en nuestro ejemplo) o
acciones en sí (como puede ser el caso de “queda abierta la asamblea”). Esto
supone que actúan, realizan un cambio en la vida social, significan algo que
exige una respuesta de los demás al igual que cualquier otra acción por ello
para que cobren sentido es esencialmente necesario que sean interpretadas de
manera correcta, que sean comprendidas por su destinatario, por aquel sobre el
que realiza la acción.
Continuando con nuestro ejemplo: al
tropezar con alguien en Pío XII y decirle rápidamente “¡Disculpe!” la persona
con la que hayamos tropezado seguramente se girará esbozando una sonrisa y dirá
“No ha sido nada, no te preocupes”. Esas mismas palabras si son pronunciadas al
tropezar con alguien en una región de Rusia donde nadie entiende nuestra
lengua, nos miraran con cara de pocos amigos y continuaran su camino pensando
en lo torpes y maleducados que somos.
La comprensión y empleo del mismo
registro es fundamental en cualquier acto comunicativo pero especialmente en
aquellas palabras que actúan por si solas dado que su actuación no saldrá de la
esfera de uno mismo a no ser que sea comprendido por otros. Y, dado que el
hombre vive y actúa en sociedad, precisa en su actuar ser comprendido, que sus
acciones sean interpretadas con la intención que él las realizó.
El requisito necesario para desarrollar cualquier pensamiento
acerca de la realidad o del ser es la aspiración de verdad, la voluntad sincera
de alcanzar una adecuación entre las palabras o pensamientos del sujeto y la
realidad en si. Pero además el requisito necesario para actuar a través de unas
palabras es que esas palabras sean comprendidas por los otros que su
significado sea interpretado correctamente. Es problema es que el modo de
actuar habitual del ser humano es universal o en todo caso cultural pero muy
dependiente de la esencia del hombre en sí, sin embargo el registro idiomático
es muy variable, depende de cada comunidad y por tanto para que se realice una
acción a través de las palabras es necesario que se interpreten de modo
correcto tal y como quiere el hablante.
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